Día 24
Día de inmunoterapia. Estas sesiones de 5 a 6 horas están resultando ser mas tranquilas de lo que esperaba en un primer momento. Uno de los posibles efectos durante el tratamiento era la fiebre y de momento no ha aparecido. El otro, unos temblores que pueden aparecer al ir asimilando esta pócima, que aún no se como se llama. Tampoco he sentido nada parecido.
Estoy aprovechando para leer un poco en el Kindle, que por cierto, he renovado el que tenía por el nuevo que tiene la luz cálida y una pantalla una pulgada más grande. La verdad es que se nota mucho. Ahora estoy con “El problema del dolor” de C.S. Lewis y luego caerá “El nombre del viento” o “El fuego invisible” que aunque no tienen nada que ver con el primero, no todo va a ser lectura transcendental y profunda.
Después de Pema Chödrön, uno se queda con ganas de escapar a algún viejo y fantástico reino olvidado. La literatura fantástica fueron mis inicios de la lectura. Leí la trilogía "El tapiz de Fionavar" con unos 12 o 13 años, antes de El señor de los anillos que fue lo obviamente siguiente. No recuerdo que me entusiasmara demasiado, quizá me gustó más la segunda vez que lo leí. Poco después caí presa de Terry Pratchett y su Mundodisco que solo me soltaron hace pocos años.
Desde entonces he leído menos, principalmente libros de divulgación científica y mucho de historia. Historia de España y Europa principalmente. Y hablando de historia de España, me sigue pareciendo increíble que hayamos llegado hasta aquí, como país, como cultura unida y compartida, teniendo todo en contra y con constantes interferencias e intrigas para que fracasáramos. Ya lo dijo Otto von Bismarck, el canciller de hierro alemán: “España es el país más fuerte del mundo, lleva siglos intentando destruirse a sí mismo y todavía no lo ha conseguido”. Una gran guerra de independencia, guerras de sucesión, golpes de estado, sublevaciones, rebeliones, guerras civiles infinitas, además de la caída de la monarquía repetida y asesinatos de dos presidentes de gobierno. Al menos nos libramos de las dos guerras mundiales... ¿Como puede un oriundo de estas tierras no sentirse orgulloso de sus antepasados y de sus capacidades para superar esos desafíos que enfrentaron a lo largo de la historia hasta que nos convirtieron en una de las democracias más avanzadas del planeta?
Triste es, sin embargo, ver como nos empeñamos en coger el cilicio y el flagelo y castigarnos una y otra vez, avergonzados, pidiendo constante perdón por existir, en una retorcida variación de síndrome del superviviente o culpa patológica. Que difícil es encontrar otra nación en el mundo tan decidida en ese afán.
Estas tierras, sus culturas, sus gentes no son zafias, ni patanes, ni oscos ni vulgares. Por mucho que populismos de baja estofa e independentismos ramplones y una clase política que deja a las ratas de laboratorio como versadas en varias areas de la ciencia, se empeñen en hacernoslo creer.
Quizá no sepas que la mujer con la que me casé no es española. Nos ve desde fuera y nos ve a todos unidos, como una sola entidad y reconoce en nosotros un único orgullo común y característico. Quizá sea para ella igual de transparente ese hecho en el que ya se fijó Napoleón Bonaparte: “A los españoles les gusta renegar de su país y de sus instituciones, pero no permiten que lo hagan los extranjeros.”
Buenas noches.
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